HOJAS
DEL PASADO
Ligia
Álvarez, Venezuela
Era el año 2040 y XL5
se encontraba hospitalizada
en la clínica 31.745-XL. Sufría de
Cukrach-OZ, una terrible
enfermedad degenerativa
de la cual los
científicos sabían muy poco. Hasta entonces, todas las
incidencias presentadas habían
terminado en decesos.
Hacía apenas unos meses
se iniciaron las investigaciones
que arrojaron algunos hallazgos al parecer no muy significativos.
XL5 tenía cada
días menos fuerza. Ni
siquiera podía comer.
Estaba siendo alimentada mediante
la computadora central,
operada por un médico. El alimento
llegaba a su
estómago directamente
gracias al programa
37B. No obstante, no
era lo ideal. De
esa manera solamente
podría resistir
unos dos meses cuando
mucho.
XD6, su esposo,
le custodiaba el
sueño a través
de la enorme pantalla
de televisión que
ocupaba una pared
completa ubicada en
el frío y solitario
corredor del centro
de salud. Estaba casi vencido
por el sueño y
el cansancio cuando sintió
el vibrador de su
phone last generation
two de muñeca. Leyó
el mensaje entrante:
"#$ќ℅═┴┤ΩфФЭЮ₤₣‼ўџҐ→↑←↓↔╬. Era del médico DS1. Le decía que existía una
planta cuyas hojas podrían salvar a su
esposa. Estaba localizada en América del Sur del año 1400. Se encontraba
exactamente en tierras de los yanomami. Únicamente, se requerían unas seis o
siete hojas. Pertenecían a un árbol del
tamaño de un dinosaurio. Las hojas eran de color azul celeste. Con ellas, se
prepararía una simple infusión, al
tomarla XL5 se curaría. Por lo menos, esa era la conclusión a la que había
llegado después de leer muchos E. books antiguos, modernos y contemporáneos. La
travesía era tal vez una tarea fácil para un hombre joven. Ese no era el caso
de XD6, pero no había otra opción: si amaba a su esposa y la quería sana, tenía
que viajar a través del tiempo. El viaje duraría apenas treinta minutos, y
luego tendría treinta minutos más para conseguir las hojas.
XD6 observó su phone de
muñeca y colocó las agujas en el número de contacto del facultativo. De
inmediato la imagen de su esposa en la habitación fue sustituida por la del
médico, quien de inmediato inició la conversación:
-
Señor XD6, espero que esté preparado para el viaje.
-Precisamente, lo estoy llamando porque
quisiera que me explicara mejor como sería el procedimiento.
-
No debe preocuparse. Todo será muy rápido. Al llegar al año 1400 quedará en
frente del río bendito de los yanomami.
Todo será programado por mí desde aquí en la máquina de tiempo-espacio.
Una vez en el lugar, verá un árbol de tamaño y forma de dinosaurio y tomará las hojas. Yo lo estaré
monitoreando a través de la
pantalla, presionaré el botón de retorno y todo habrá terminado porque de
inmediato volverá a este mismo recinto. Dígame, ¿está dispuesto?
-Por
supuesto doctor, por el amor de mi vida soy capaz de viajar hacia lo
desconocido, a mis sesenta y cinco años
-Bien
no perdamos tiempo. Véngase para mi oficina.
Una
vez allá todo se inició.
-Colóquese
debajo del monitor. - Ordenó el doctor. Voy a proceder a dividir la pantalla
para no descuidar a su esposa y al mismo tiempo supervisarlo. Recuerde algo: una vez que cumpla con la tarea, debe volver exactamente al lugar donde
arribó. Cuando usted esté allí
presionaré el botón y retornará. ¿Ha entendido todo?
-
Sí, doctor.
-Por
cierto, deje alguna marca en el lugar donde aterrice, no puede haber error o de
lo contrario no regresará.
-Claro,
colocaré una roca en el lugar.
-
Muy bien. Debe ir muy liviano. Despójese de
zapatos, medias, camisa y pantalón.
Se
procedió. Todo estaba bajo control. Cuando XD6 estuvo listo y ubicado, el
doctor le colocó los electrodos que lo conectaban a la computadora y al
monitor, presionó el botón de viaje al año 1400. En treinta minutos exactos,
llegó a la selva. El caudaloso río gritaba sus rumores de vida y muerte, de
inicio y final. Se escuchaban los sonidos producidos por las anacondas en las aguas cristalinas de los yanomami. Los
truenos retumbaban entre las ramas de los inmensos árboles, anunciando las
continuas lluvias. Se sentía el viento
caliente de la tarde, y ya se presentía el viento tibio de la noche que venía
del norte. Voces lejanas eran traídas por la brisa. Recitaban mitos y leyendas
en un idioma extraño. Se oía la música
producida por flautas de carrizo. Igualmente, se advertían pasos humanos rápidos
entre las hojas secas que habían caído de los árboles. Todo eso lo percibió XD6
en segundos. Antes de retirarse del
lugar de aterrizaje, arrimó una piedra medianamente grande y la colocó como
marca, para no perder la pista exacta. Se acercó al árbol de forma y tamaño de
dinosaurio y tomó no seis o siete hojas, sino un gran puñado, pensando tal vez
que no podían faltar, así sobraran. Se dirigió al sitio donde había dejado la
marca. Del otro lado, el doctor solo tenía que presionar el botón de retorno. Casi
lo hizo pero sintió un agudo dolor en su pecho.
Cayó fulminado por el infarto número cinco que había sufrido en vida y
que lo llevó a la muerte. XD6 se quedó en el año 1400 y nunca se supo si
las hojas del pasado eran efectivas para la curación de Cukrach-OZ de la que padecía XL5.
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