jueves, 6 de mayo de 2010

¡Qué día el de hoy!


Sí, un día muy fuerte. Hoy 06 de mayo de 2010 fue el día asignado para presentar oralmente mi proyecto de tesis doctoral. A las 9 y 30 se inició, pero antes pasaron unas cositas. Lo primero: cuando ya estaba el transporte público y lejos de casa, me doy cuenta que perdí los lentes. Sí los perdí, porque los tenía colgados en la parte del cuello de la blusa, y David, mi esposo también los vio. Dejé el monedero con el dinero los documentos y además el celular. Cuando llegué al pedagógico, la coordinadora del doctorado me preguntó por el número de registro de la aceptación del tutor y por supuesto no lo tenía. Afortunadamente, a duras penas salí airosa. Pude leer las láminas en Power Point sin lentes, en otra parte del bolso tenía dinero, y en la oficina de Postgrado me dieron una fotocopia del documento.
Aunque, me hicieron varias observaciones, a las doctoras miembras del jurado, les gustó el tema de mi proyecto y me dieron luz verde para emprender la tesis.

En la tarde debía inscribirme en el nuevo período lectivo y tuve que hacer varias colas: en el banco, en caja,en postgrado, y en control de estudio. Menos mal, que no las hice sola, ahí estaba David como siempre conmigo. ¡Qué día, mi dios!

miércoles, 5 de mayo de 2010

¿Qué es la vida?


¿Qué es la vida? ¿para qué nacemos? ¿Por qué estamos aquí? Son preguntas que a diario nos hacemos. Son las mismas que hace treinta años, me formulé cuando una profesora de Castellano y Litertura del segundo año de la escuela secundaria nos solicitó, a nosotros sus estudiantes, escribir para un periódico escolar que supuestamente saldría. Nunca salió, pero yo escribí un ensayo, o algo así, cuya introducción contenía estas tres preguntas existenciales.
Ya no recuerdo lo que seguía, pero lo que no olvido es que la preceptora me pidió leerlo en voz alta. Me sentí muy bien. Pero en ese momento jamás pensé que en mí, podría nacer el gusanito de querer escribir y publicar. Frecuentemente, me digo a mí misma que lo quiero llevar a cabo, cuando tenga el tiempo suficiente para dedicarme a soñar entre palabras.
Desafortunadamente cada día tengo nuevas tareas que me alejan de la actividad. Y cuando tengo tiempo, entonces no estoy de ánimo. A veces me autocritico el hecho de que sólo escribo, cuando curso un taller de escritura, mientras tanto no produzco. Es un error terrible no hacerlo, porque ahora en los tiempos de los blogs, siempre habrá un lector para ti, alguien a quien le transmites. Eso precisamente es lo que yo quiero, transmitirles a otros mis vivencias, mis sentimientos, mis pensamientos, mis miedos. Tengo que escribir, aunque sea un breve párrafo diariamente, porque al final de la semana serán siete párrafos. ¡Escribir es vivir! o como alguien dijo, escribe, que algo queda.

Texturas. Voces femeninas del teatro venezolano contemporáneo (2)

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