lunes, 6 de enero de 2020

Natátil. Microrrelato de Ligia Álvarez


Natátil



La caminata bajo el despiadado sol había sido larga. No tuvo otra alternativa. Los autos no se detuvieron en ningún momento. Cada vez que sentía que un vehículo se aproximaba, se alistaba para solicitar el aventón. Tal vez si hubiera sido mujer, le hubiese bastado poner una pose algo sexy y listo. Pero el caso, es que era un varón agotado y empapado en sudor. Nada más eso.  Las sandalias se le habían roto y las dejó en el camino por inservibles. Se detuvo  unos instantes. Después de observar el lugar, decidió sentarse sobre una roca cercana a unos matorrales a la orilla de la carretera. Era preciso  descansar y tomar agua. Malas noticias: el envase que cargaba en su mochila se hallaba vacío. No contaba ni con una gota del vital líquido. Vio sus pies. El maltrato de los toscos pavimentos habían hecho un excelente trabajo. De pronto, escuchó un suave ruido como de agua que corría. Se internó en la boscosidad y luego de luchar contra la espesa  y tupida selva, frente a él estaba su regalo:  un nítido río. Ahora podía sumergirse y convertirse en el sujeto natátil que desde hacía tres días, había soñado ser. Después continuaría su marcha hacia su meta: el estado de Amazonas brasileño.
Ligia Álvarez

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