Correo electrónico: ligialvarez@gmail.com
Facebook: Ligia Alvarez
Twitter: @mecha1960)
Aquel individuo
únicamente quería retirar algo
de dinero del banco. Todos los informantes
aseguraron que exhibía muy buena presencia, cuerpo atlético y vestir sobrio.
Llevaba una camisa de seda y pantalones de excelente tela. La fragancia Acqua Di Parma que se
había aplicado hacía que más de una volteara a mirarlo y dibujara deleite en la
expresión del rostro. Su cabello lo usaba muy corto a los lados, y en la parte
superior algo alto gracias al gel fijador. Manejaba un automóvil descapotable y
hundía suavemente sus zapatos de piel
color blanco en el freno, la música relajante que se escuchaba desde su
vehículo llamaba la atención de los contados transeúntes. Era la felicidad
sobre ruedas. La poca gente que lo veía
pasar se preguntaba si acaso no era algún artista internacional o un escritor
de fama mundial.
Lo cierto era que solamente quería
retirar algo de dinero del banco para solventar ciertos problemas que se solucionaban con una buena cantidad, tal
vez ya estaba requiriendo de un nuevo vestuario, su perfume favorito estaba
llegando al fin, su auto necesitaba un repuesto costoso o cualquier otra cosa
que sólo él conocía. Manejaba su elegante máquina por la avenida rodeada de
árboles por ambos lados. Protegía sus ojos del sol y el polvo con unos lentes Louis
Vuitton oscuros por lo que nadie pudo atestiguar de qué color eran. Siguió
manejando hasta el final de la avenida, giró a la izquierda y disminuyó la
velocidad. Evidentemente, estaba en la búsqueda de un lugar adecuado para
aparcar. Una vez encontrado el mejor
puesto que pudo, se estacionó. Aquel espacio
no sólo era conveniente sino además cercano al área donde se dirigía.
Abandonó el vehículo, sin olvidar
palparse los bolsillos para saber si todo lo imprescindible estaba en su lugar. Caminó unos pasos, en
realidad había pocas personas en la calle, era la hora de la siesta en el
pueblo. Dio un vistazo a las casas, todas se parecían con sus árboles de mango
en el patio delantero y al final del
porche la puerta de madera con su timbre para llamar. Cuando se retirara,
pensó, escogería un sitio así, pacífico
y silencioso, para vivir hasta el final de sus días. El ladrido de un can violó
momentáneamente su tranquilidad y lo hizo saltar de improviso. Tenía que
cuidarse, no es bueno pasar tan cerca de las viviendas, los caninos suelen ser
muy celosos con su territorio. Llevó su mano hasta el bolsillo de la camisa y
extrajo de un estuche elegante un cigarro extra-grande. Llegó hasta el exterior
del pequeño edificio de dos pisos del banco, mientras daba unas bocanadas, se
quedó contemplándolo. Observó la hora en su Rolex. Miró hacia la puerta
de vidrio. Los cristales ahumados impidieron que tuviera una visión del
interior. Sin pensarlo más, se acercó y empujó suavemente la puerta.
La brisa caliente que había estado
sintiendo se transformó en un hálito
frío producido por el aire acondicionado. El lugar estaba casi solitario. Era
el único cliente. Había escogido un buen día y una buena hora. Notó la
existencia de dos taquillas pero nada más una funcionaba. El vigilante dormitaba en la casilla. El
gerente y otros empleados conversaban en la parte trasera. Se acercó a la caja.
La encargada era una mujer de cabello largo recogido y con la cara pintarrajeada. Le sonrió con una sonrisa
refrigerada.
-Muy
buenas tardes caballero. Debe tomar un número en la máquina.
-¿Para
qué si soy el único cliente?
-
Señor debe tomar un número.
-Creo
que eso puede esperar.
El
hombre llevó su mano al bolsillo de su pantalón y extrajo un revolver tan
pequeño que parecía más bien un dispositivo USB.
-Señora tenga la amabilidad por favor y me
entrega todo lo que tenga de dinero.
La
mujer viendo que aquel aparatico la apuntaba y que sabía le podía quitar la
vida, fue esta vez inteligente y con apremio introdujo los fondos en un sobre
grande y con eficiencia se lo entregó. Nadie pareció darse cuenta, ni siquiera
el vigilante.
El individuo salió, abordó su
automóvil y se marchó. Cuando la alarma contra robos se activó ya el hombre
recorría la larga avenida de regreso a la carretera que lo llevaría a otro
pueblo tranquilo donde con seguridad únicamente querría retirar algo
de dinero del banco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario