La Quema de
Judas: Crítica Teatral
Por Ligia Álvarez
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El pasado
viernes 14 de noviembre de 2025, en el marco del Festival Nacional de Teatro,
tuve la oportunidad de presenciar la obra de teatro dirigida por Rufino Dorta y
basada en la pieza dramática "La Quema de Judas" de Román Chalbaud.
Asistir a
esta representación, que por cierto no es la primera vez que veo, me hizo
rememorar la lectura de "Mientras Agonizo", una novela del escritor
estadounidense William Faulkner. En aquella obra, los personajes y los
acontecimientos giran alrededor del ataúd que arrastran, el que contiene a la
madre fallecida.
De manera
similar, en "La Quema de Judas", los eventos presentes y pasados
ocurren en torno al féretro de Jesús, hijo de la Señora Santísima (representada
por Dora Farías), una mujer dedicada a vender estampitas de santos a la entrada
de la iglesia. Mediante flashbacks, la trama revela la trágica razón de
la muerte de Jesús, así como el fallecimiento de su otro vástago, José. La obra
se centra en el terrible sufrimiento de una madre que carga con la doble
pérdida de sus hijos a causa de hechos sangrientos.
José, un
soldado raso, fue la primera víctima durante un alzamiento militar. Es posible
que Chalbaud se haya inspirado para este personaje en El Porteñazo —el
alzamiento militar contra el gobierno de Rómulo Betancourt ocurrido en Puerto
Cabello en 1962—, una inferencia que se apoya en la fecha de estreno de la
pieza, acaecida en 1964. Jesús, (Omar Churión) el segundo hijo, fue, en cambio,
víctima del mundo delictivo en el que se involucró.
Las
actuaciones fueron, en general, buenas. No obstante, noté que a los actores que
interpretaban a los delincuentes a veces les resultaba difícil ser entendidos.
Si bien representaban muy bien su papel de "malandros" o criminales,
su discurso en ocasiones se perdía, y las expresiones empleadas no llegaban a
los oídos del público porque resultaban ininteligibles.
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A la actriz
que representó a La Danta (Angélica Rinaldi) le hizo un buen trabajo; solo le
recomendaría proyectar más la voz, ya que algunos de sus parlamentos también se
perdieron.
No hubo
tiempo para el aburrimiento ni para dormirse. El ritmo de la obra se mantuvo
elevado todo el tiempo, salvo por un instante en el cual se notó que decayó.
Sin embargo, el final sorprendente, un desenlace que nadie esperaba, borró por
completo ese detalle, dejando al público atónito, satisfecho y conmovido.
Chalbaud
realiza una grave denuncia sobre la corrupción que se extiende desde las esferas
más altas, codeándose con la política, hasta llegar a las personas marginadas
de la sociedad. Los criminales pobres pagan con su vida o con la cárcel,
mientras que los delincuentes de "cuello blanco" salen ilesos (el
doctor Altamira encarnado por el maestro Aníbal Grunn).
La obra
también exhibe el sincretismo imperante en Venezuela: una mezcla de la religión
católica con el culto a María Lionza, la tradición católica de la quema de
Judas, y lo profano y obsceno, una característica peculiar y muy propia de
Román Chalbaud.
Para cerrar
esta crítica, es oportuno felicitarnos como espectadores por los buenos
espectáculos que se están presentando en el Festival Nacional de Teatro.
Ligia Álvarez
LAS MÁRTIRAS
De Pablo García Gámez
Crítica de Ligia Álvarez

El domingo 9 de noviembre de 2025 se presentó en la
sala Horacio Peterson de la Universidad Nacional Experimental de las Artes
(UNEARTE) la obra “Las mártiras”. Esta pieza, una de las contenidas en el libro
Querer ser de Pablo García Gámez, fue llevada a escena por el Centro
Comunitario Pedro Zerolo.
Esta institución, fundada por Stephany Herrera, quien
es por añadidura la directora del montaje, acompaña, forma y fomenta la
comunicación entre las personas afectadas por el VIH. El nombre del centro
honra a Pedro Zerolo, activista LGBT español nacido en Venezuela, quien
falleció en 2015.
Querer ser, el
título del libro que contiene la pieza, es un texto dramático que tiene
que ver con un derecho humano fundamental: ser. El nombre de la obra “Las
mártiras”, es igualmente significativo. Si bien la Real Academia Española de la
Lengua establece que el plural de mártir (tanto en femenino como en masculino)
es mártires, Pablo García Gámez se toma la licencia de jugar con la palabra. Este recurso imita al
personaje La Barroca, quien a pesar de consultar constantemente su diccionario
Larousse, comete errores lingüísticos como redundancias y exageraciones que provocan
risa en el público. Un mártir o una mártir es aquel individuo que sufre por una
injusticia o la privación de un derecho; y a veces, ese "querer ser"
y atreverse a lograrlo cuesta la vida. Esta cruel situación es la presentada en
la obra, y cabe señalar que el texto del dramaturgo ha sido respetado en su
totalidad.
García Gámez denuncia de manera contundente una
injusticia social: los seres humanos que son distintos al patrón moldeado por
la sociedad deben librar una lucha que, en ocasiones, los condena a la soledad
y a veces les cuesta la vida.
.
Este es el caso de La Barroca y Amapola, las dos
protagonistas. Ambas están unidas en la causa de buscar la tumba y el cuerpo de
su amiga, una mujer transexual como ellas que ha sido asesinada. A lo largo de
esta búsqueda, el espectador es testigo de cómo la sociedad las ha marginado
por ser diferentes y por desear ser quienes su cuerpo e identidad les piden ser
en realidad.
Ellas no hacen daño a nadie. Nadie hace daño a
otro por simplemente ser. No obstante, la sociedad no lo asimila y rechaza a
estas personas, empezando por la familia, que las oculta y se avergüenza de
ellas. Tampoco se les permite usar una identificación con la que realmente se
sientan representadas, obligándolas a seguir asumiendo un nombre que perciben
como ajeno, pues no está en consonancia con su ser.
Esta es la tragedia que presenta “Las mártiras”,
por querer ser quienes son. Lili, personaje referencial, ha perdido la vida
porque el mundo en el que se mueve para alcanzar sus anhelos está plagado de
peligros que se originan en el odio o el rechazo que la misma sociedad
transmite a sus miembros.

García Gámez denuncia este grave problema social. Pese
a la dureza de lo que allí se expone, el humor no está ausente, un ingrediente
que considero importante en cualquier pieza teatral.
En mi opinión, la directora Estephany Herrera ha sido
muy respetuosa con el texto de Pablo García Gámez y ha añadido toques que lo
enriquecen, como la música, los bailes y el vídeo. Este último es un documental
que retrata la realidad de estos individuos. Los actores Jhorman Vera y Luis
Guillermo Martínez representan sus respectivos personajes con naturalidad.
Ambos proporcionan un toque encantador.
La conjunción de un buen texto, una buena dirección,
excelentes actuaciones, la música, los bailes y el documental escogido, hacen
que la hora de duración del espectáculo sea de gran disfrute. Aunado a eso,
como el teatro es una labor colectiva, no se puede olvidar la excelente
participación del personal técnico y de producción.
En resumen, “Las mártiras” expone un grave problema
social, pero que no descuida el toque de humor, al mismo tiempo conduce al
espectador a que se sensibilice por la situación de estos seres humanos
marginados que merecen que se respete su derecho a ser.
“Un día de
Julio” en un domingo de noviembre
Por Ligia Álvarez
El domingo 2
de noviembre tuve la oportunidad de asistir al Teatro San Martín de Caracas.
Fue una visita que me generó una gran complacencia al constatar la recuperación
de este emblemático espacio, tras un período de inactividad. El recinto vuelve
a ser una valiosa opción cultural para el caraqueño del oeste, permitiéndole
disfrutar del buen teatro.
La obra
presentada fue "Un día de julio o ¡quién fuera Verne!", escrita y
dirigida por José Luis León, e interpretada por los jóvenes del Taller Juvenil
de la Compañía Nacional de Teatro (CNT). Esta pieza, estrenada a principios del
siglo XXI, ha sido revivida en 2025 para ofrecer una sana y necesaria
distracción. Además, el espacio escénico, sugerido en una biblioteca, incentiva
la lectura, al evocar el viaje imaginativo inherente a este hábito.
Escribir una
obra para adolescentes, y que el público adulto también disfrute, es un
desafío, pues requiere emprender un proyecto que ofrezca enseñanza y que al
mismo tiempo resulte entretenido y placentero.
Esta propuesta toca temas cruciales,
como la búsqueda de la verdad, inspirándose en la obra maestra de Julio Verne: Viaje
al centro de la tierra.
En una era
en la que lo digital, el internet y el streaming poseen gran relevancia,
posicionar en la palestra a un discurso sobre bibliotecas constituye un
gigantesco reto. La pérdida de una llave desencadena el conflicto y lleva a los
jóvenes personajes a embarcarse en una travesía fantástica. Su búsqueda
simboliza el viaje para alcanzar la sabiduría y la solidaridad. Solo lograrán
su cometido si el trabajo es en equipo.
La puesta en
escena estuvo amenizada por coreografías, canciones y parlamentos en coro,
además del uso de marionetas. Estos elementos consiguen mantener al público
alerta e interesado en las acciones desarrolladas por los personajes, a lo
largo del lapso de duración del espectáculo.
El elenco,
conformado totalmente por adolescentes, fue seleccionado recientemente, por lo
que se contó con un breve período de ensayo. Sin embargo, pese a la limitación temporal,
el reto fue superado. Este logro se debe, en gran medida, a la paciencia, las
enseñanzas y la experiencia de su director/autor y del resto del personal
técnico y artístico de la CNT.
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Para estos
jóvenes en proceso de formación ha sido una excelente oportunidad para
estrenarse en el mundo escénico. Ellos representan el futuro del teatro
venezolano. Por eso, se puede aseverar que el teatro en Venezuela no agoniza,
sino que está renaciendo cada día en diversos espacios a lo largo y ancho del
país, entre ellos el Teatro San Martín, ubicado en plena avenida a la altura
del sector Artigas. El arte dramático perdurará mientras existan nuevas
generaciones talentosas y expertos que las guíen para dar brillo a los
escenarios nacionales.
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