martes, 8 de julio de 2025

Rouge Cabaret. Crítica Teatral

 La resiliencia puede comenzar en un cabaret

Ligia Álvarez



Rough Cabaret es un texto teatral de Lolimar Sánchez Ayala, que nos introduce en las vidas de dos veteranas histrionisas de cabaret, resignadas a dar su última actuación.  Es una imposición de la sociedad, que acostumbra a desechar a la gente mayor. Ha llegado el fin, aunque aún están dispuestas a seguir, pero ya no son jóvenes y están obligadas a dar paso a las nuevas generaciones. Es en este punto cuando uno se pregunta, ¿por qué la madurez y la juventud no pueden ir de la mano?  ¿Por qué no se aprovecha el caudal de experiencia para que los más jóvenes aprendan de él? Suárez escoge a dos vedettes, pero pueden ser de cualquier profesión u oficio, las que pasan por la experiencia de ser tratadas como desechos humanos por ya no gozar de juventud.

Durante años, Madam Odette y Madam Margot han conformado el dueto Las maravillas. No obstante, el público ha cambiado, al igual que ellas, ha envejecido y se ha ausentado. Ahora los espectadores son otros y estos no se emocionan con ellas. Tienen que retomar los nombres de su cotidianidad, Gladys y Edicta, y dejar atrás el celuloide, las luces, el maquillaje, las pelucas y demás elementos que siempre fueron parte de sus vidas y que a partir del día siguiente, conformarán el pasado. 

El escaso público que les ha quedado las llama y ellas intentan salir, sin embargo, retroceden. No quieren que baje el telón, no quieren que se apaguen las luces. No imaginan que el país donde viven será consumido por un apagón. No es el apagón de las vidas de Margot y de Odette. Es el apagón de mucha gente. Tal vez ese apagón propicie momentos de reflexión, de reorganizar la vida, de valorar el pasado y pensar en el futuro. El apagón de un país permite entender que la vida no culmina, que el arte no termina, que la música no se apaga. Solamente habrá una pausa. El apagón posibilita el aprendizaje, porque si no hay electricidad, se apelará a un frasquito, se llenará de agua, se le agregará un poco de aceite, inventarás una mecha y creerás tu propia luz, porque en eso consiste la resiliencia, de los obstáculos obtener oportunidades de crecimiento y cambios positivos. La derrota no es solución nunca. Quiero pensar que Madam Odette y Madam Margot no desaparecerán. Son resilientes como el resto de los venezolanos, que a pesar de haber recibido un nefasto golpe sigue de pie. 

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