miércoles, 9 de julio de 2025

Yo soy Fedra. Crítica Teatral

Crítica teatral sobre el espectáculo Yo soy Fedra

En el marco del Festival Internacional de Teatro Progresista 2025, La Galería de Arte Nacional abrió sus puertas para presentar el monólogo Yo soy Fedra del grupo El teatro La Morena de Uruguay. Dicha obra teatral cuenta con la dramaturgia y dirección de Marianela Moreno. Está actuada por Noelia Campos, con la colaboración del músico Lautano Moreno, quien con su guitarra eléctrica acompaña el sonido de una cinta que deja escuchar una melodía tipo rock latino. 

Este espectáculo conjuga la tragedia Fedra del dramaturgo francés Jean Racine, con una temática actual. Fedra es hija de Minos y Pasifae. Teseo se casa con ella en segundas nupcias. Sin embargo, su interés se centra en Hipólito, su hijastro. Como el joven no le corresponde, inventa una historia de violación. Teseo pide a los dioses un castigo para su hijo, el cual es concedido. Fedra se arrepiente y opta por el suicidio. Es esta una tragedia en la que la pasión, el destino, el arrepentimiento y la muerte están presentes.

Los temas de la tragedia clásica no tienen que ver con la temática de esta pieza. ¿Qué tiene en común la tragedia con la vida de una mujer contemporánea? Tal vez la vida de esta mujer es una tragedia, un drama diría yo. La envuelve la soledad, el amor que se termina con el matrimonio, y la pasión que ya no es correspondida, como el amor de Fedra que no encuentra su realización en Hipólito. Uno de los dramas que acongoja a las mujeres de hoy es el paso del tiempo. El cuerpo cambia, la belleza se marchita y si el amor no es fuerte pronto buscará otro rumbo. Eso le sucede a la Fedra de hoy. Está obsesionada por alguien que ya no la quiere.

  El recibimiento para los espectadores al entrar en la sala es el “no me quiere”, que el personaje canta una y otra vez. Mediante el rompimiento de la cuarta pared, invita al público a participar e involucrarse en su drama, incluso lleva hasta su lecho a un espectador. Mantiene la atención con el atrevimiento del semidesnudo como recurso para crear una atmósfera de intimidad, que a la vez sorprende, dentro de la escenografía que recrea su habitación conformada por una cama matrimonial, una peinadora, una lámpara y un espejo que le sirve para ver lo que no le gusta en su físico actual. En el lecho realiza unos movimientos que simulan una masturbación, que recrean el deseo sexual, la ausencia de pareja y la liberación de las tensiones que la soledad genera. 

Esta es una obra ligera, sin más pretensiones que hacer pasar al público un buen rato entre reflexiones concernientes a la vida de una mujer contemporánea. Se emplea la música y se entrega a los asistentes pitos, máscaras y collares hawaianos para hacerlos cantar y bailar con el propósito de bajar la tensión del drama de Fedra. 

En cuanto a la acústica, por no estar la puesta en escena en un teatro, sino en una sala de la galería, algunos parlamentos se pierden. Por eso creo que cuando una obra no se presenta en la sala teatral sino en otro espacio, se puede ganar y lamentablemente perder. Por eso es importante prestar atención al espacio escénico para que la obra crezca y no se disminuya.

Esta es Fedra, la Fedra de hoy que siembra curiosidad en los que no la conocen para que se informen sobre el mito clásico y encuentren vertientes de similitud con la actualidad. Vale la pena que el público vea Yo soy Fedra, porque sin duda la disfrutará.

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